martes, 15 de junio de 2021
CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA
jueves, 15 de abril de 2021
DOS CHORLITEJOS EN SANTA PURA 2: LA CUARTA OLA
A media tarde de un soleado día de finales de Marzo, nuestra pareja favorita de chorlitejos, Chiara y Alex, contemplan con satisfacción el lugar elegido para comenzar el proyecto de nidada de esta primavera. Se habían afanado durante varios días anteriores en construir nidos en varios puntos cercanos en esa zona de la playa en concreto que les había gustado más. Pero después de pensárselo bien decidieron que este en particular reunía las mejores condiciones. Este nido es…no sé…más bonito habría pensado Chiara. Y Alex habría estado de acuerdo, unos últimos retoques arrimando una pequeña concha por aquí, un pequeño trozo de cuerda raída por allá y, e voilà listo quedó para comenzar la tarea de traer al mundo una nueva generación de chorlitejos patinegros.
Un día, mientras Chiara explora su vecindario en busca de algo para merendar, siente algo que no había sentido nunca antes, unas pequeñas contracciones en la barriga. Sin necesidad de que nadie se lo haya enseñado sabe lo que significan, el primer huevo viene de camino. Se acerca a su nido y allí encuentra a Alex, que se afana como cada tarde en mantenerlo en perfecto estado y borrar los efectos del fuerte viento de esa jornada. Un pequeño empujoncito, y un pequeño huevo de color crema lleno de motitas oscuras es depositado con delicadeza sobre la cálida arena. En pocas horas llegarán otros dos más, siendo el segundo ligeramente mayor, como si la naturaleza, siempre sabia, no quisiera dar ventajas al primogénito, que comerá primero, ni al tercero que quizás concentre los cuidados de los ilusionados padres.
Alex contempla incrédulo una escena que le parece maravillosa, tres pequeñas obras de arte que le hacen sentir feliz e intranquilo a partes iguales. Sabe, sin que nadie se lo haya contado, que el trabajo duro comienza ahora. Por delante vienen días de duro esfuerzo en el que su papel será tan importante como el de la futura madre. A partir de ese momento Chiara no abandonará el nido durante el día casi para nada, apenas para comer un bocado cuando la marea baja. Cuando cae la noche, una gran luna brillante y redonda ilumina la preciosa playa que se extiende a lo largo de kilómetros en ambas direcciones. Es entonces cuando el trabajo de Alex de mantener a los visitantes indeseados lejos de su futura familia acaba y Chiara le cede el turno en el nido. Ella estira las patas y baja a refrescarse un poco después de tanto sol acumulado durante su larga prostración. El paseo hasta la suave rompiente se hace más largo estos últimos días, puede que esa orgullosa y oronda luna que la observa tenga algo que ver.
De madrugada, algo saca a Alex de su duermevela. “Uti-rut”, oye de nuevo procedente de la orilla, el sonido atraviesa a duras penas la acalorada discusión de las olas, pero él no tiene dificultades para percibirlo. Es Chiara, que vuelve precipitadamente de su paseo. La marea ya está subiendo, nada raro considerando que hace ya un buen rato que se alejó. Chiara no utiliza nunca ese familiar grito de alarma sin motivo. Ella no bromea con esas cosas. Alex abandona su caliente cama y se acerca al mirador, un brusco escalón de casi un metro de altura que la última marea alta excavó en la blanda arena de la playa. Desde allí, junto a Chiara, observa la línea de rompiente, ya muy cerca de donde se encuentran. Una ola rompe tan fuerte contra el escalón que les salpica la cara y les obliga a retroceder unos pasos. Se miran con preocupación. Vuelven la vista hacia arriba y se topan con el inalcanzable y enigmático gesto de la reina de la noche. Esta vez les mira diferente, con un cierto pesar dirían ellos.
Se dirigen de vuelta a su nido, dos nuevas líneas de huellas con tres dedos se dibujan en la arena humedecida por la noche. Chiara insiste en volver a ocupar su puesto sobre los huevos, parece preocupada. Alex, de pie junto al nido, observa como una segunda ola hace derrumbarse una larga sección del escalón frente a ellos. Puede oír los débiles gritos de alarma de sus vecinos más próximos, a unos 50 metros de distancia, ahogados por el estruendo del mar embravecido. Sus vecinos del otro lado están algo más lejos, no consigue llegar a oírlos. La siguiente ola choca con el debilitado escalón, ya convertido en una especie de tobogán y consigue sobrepasarlo. Una línea ondulada de espuma blanca brilla a la luz de la luna mientras avanza cabalgando sobre las ondulaciones de la arena. La apacible vida de dos felices chorlitejos comienza a dar un inesperado giro.
Otro largo trozo del escalón cae abatido por el empuje de las olas. Una segunda ola, con el camino allanado por la anterior, sobrepasa el aplanado tobogán en el que este se ha convertido y avanza amenazador hacia Chiara y Alex. La línea de espuma blanca que separa la alegría de la tristeza viene esta vez decorada con pequeños trozos irregulares de negra madera. Varios metros de arenas secas después la línea desaparece como absorbida por alguna fuerza invisible. Chiara se pone en pie y va a reunirse con Alex, que continúa con gesto nervioso montando guardia a pocos centímetros del nido. “Puu-iit" suena temblorosa Chiara cuando una tercera ola salta salvaje y amenazadora y produce una línea blanca que avanza veloz hacia ellos. Se detiene a escasos metros de distancia.
La cuarta ola. Es la cuarta ola la que, sin cara ni gesto que enfrentar, salta con furia desatada para reclamar el territorio en nombre de su padre. Avanza sin odio pero sin mesura y arrasa todo lo que encuentra a su paso, incluidas las esperanzas y proyectos de nuestros dos protagonistas.
La quinta y la sexta olas ya no importan a Chiara y Alex, que contemplan con pesadumbre la trágica escena desde su atalaya en la primera línea de dunas, pero estas completan la tarea y consiguen conquistar la totalidad de la playa hasta la base de las dunas. "Uit-uit" sentencia Alex, esto no es el final de nada imagino que le dice a Chiara, sino un nuevo principio de todo.
Continuaré atento a los acontecimientos y aquí os los iré contando puntualmente. Espero poder relataros sólo buenas noticias de aquí en adelante.
martes, 23 de marzo de 2021
DOS CHORLITEJOS EN SANTA PURA 1: CHIARA Y ALEX
lunes, 15 de marzo de 2021
NIDOS EN LA ARENA
En 1960 años nuestras playas no tenían ningún uso turístico y solo existían unos pocos asentamientos humanos, asociados a la pesca, que se localizaban en la costa. Prácticamente la totalidad de nuestras playas albergaban una rica comunidad de animales y plantas que vivían en ellas sin apenas molestias.
Hoy, 60 años más tarde, y debido fundamentalmente al rápido desarrollo urbanístico asociado al turismo de sol y playa, solamente un 25% de los aproximadamente 120 kms de costa onubense conserva un aceptable estado de conservación. Ahí es donde se refugian ahora esos animales y plantas, pero los lugares donde viven continúan disminuyendo rápidamente y algunos de ellos comienzan a tener graves problemas de supervivencia.
Un muy buen ejemplo de esta problemática son dos especies de aves que utilizan nuestros arenales costeros para reproducirse: el chorlitejo patinegro y el charrancito común.
La disminución del número de chorlitejos patinegros en nuestro litoral en los últimos 15 años es del 73%, similar a la registrada en otras zonas de la Península Ibérica. Por esta causa se considera al chorlitejo patinegro como "especie vulnerable" en el Libro Rojo de las Aves de España. La tendencia descendente del charrancito también es preocupante.
Estas pequeñas aves anidan principalmente entre Abril y Julio. Construyen sus nidos directamente sobre la arena, en la zona que no alcanza la marea, a ras de suelo, entre la vegetación de pequeño porte que coloniza las playas y entre las conchas y otros restos que arrastra el mar. Sus nidos consisten simplemente en una pequeña hondonada en la arena, y sus huevos, como estrategia de defensa contra los predadores, están muy camuflados en ella y son bastante difíciles de ver.
Los PRINCIPALES PROBLEMAS a los que se enfrentan son:
- La pérdida de sus zonas de alimentación y cría por la construcción sobre playas y dunas.
- La limpieza mecánica de las playas que directamente destruye sus nidos o los elementos en los que estos se apoyan.
- El desconocimiento de problema por parte de lo@s usuari@s de las playas.
- La presencia de animales domésticos sin control en las playas.
Empieza a ser urgente actuar, antes que sea tarde, para proteger y conservar a estos pequeños habitantes de nuestras playas, antes de que empecemos a echarlos de menos, y para poder transmitirlos a generaciones futuras y que nuestros hijos puedan seguir disfrutando de ellos.
Es una tarea de todos, y cada uno de nosotros puede poner su granito de arena para conseguirlo. Varios colectivos onubenses preocupados por el medio ambiente, entre los que se encuentran la Asociación Huelva Naturaleza y Aves y Ecologistas en Acción, con el apoyo de SEO Birdlife, hemos puesto en marcha el programa “NIDOS EN LA ARENA” para proteger nuestras costas y a sus aves. En él también colaboran algunos ayuntamientos como el de Punta Umbría y Lepe. Estamos seguros que otros colectivos e instituciones locales y provinciales se sumarán pronto al proyecto.
Por ello, si en algún lugar ves carteles indicativos de la presencia de estas aves, TE PEDIMOS:
- Infórmate para conocer cuál es el problema y cómo puedes ayudar, y cuéntaselo a tus amig@s y conocid@s.
- Respeta las señalen que alertan de la presencia de estas aves en la playa y no entres en las zonas acordonadas que puedas encontrar.
- Evita utilizar las zonas de playa más cercanas a las dunas, que es donde con preferencia se refugian estas aves.
- Si te tropiezas con algún nido, no te acerques demasiado. Si lo haces los padres se alejarán de los huevos o pollos, los dejarán indefenso y no podrán protegerlos del sol y de los predadores.
- Mantén a tu mascota siempre bajo control y evita que se acerque a los nidos.
- Si te animas a colaborar, contacta con nosotr@s y podrás ayudarnos a proteger las zonas de cría e informar a otr@s.
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