jueves, 15 de abril de 2021

DOS CHORLITEJOS EN SANTA PURA 2: LA CUARTA OLA

 A media tarde de un soleado día de finales de Marzo, nuestra pareja favorita de chorlitejos, Chiara y Alex, contemplan con satisfacción el lugar elegido para comenzar el proyecto de nidada de esta primavera. Se habían afanado durante varios días anteriores en construir nidos en varios puntos cercanos en esa zona de la playa en concreto que les había gustado más. Pero después de pensárselo bien decidieron que este en particular reunía las mejores condiciones. Este nido es…no sé…más bonito habría pensado Chiara. Y Alex habría estado de acuerdo, unos últimos retoques arrimando una pequeña concha por aquí, un pequeño trozo de cuerda raída por allá y, e voilà listo quedó para comenzar la tarea de traer al mundo una nueva generación de chorlitejos patinegros.



Por delante tienen ahora unos cuantos días para disfrutar de la vida. Que en qué consiste eso de disfrutar de la vida para un chorlitejo patinegro os preguntareis algunos. Bueno pues cosas sencillas, disfrutar de un bonito amanecer con vistas infinitas para comenzar el día, corretear por las húmedas arenas que la marea en retirada acaba de abandonar para estirar las patas, darse una vuelta por las cercanas marismas a la hora del almuerzo para mantener las alas en forma y el estómago ocupado o alternar con los vecinos de la manera más amigable posible porque nunca se sabe si algún día los necesitarás. Son cosas que ellos saben hacer muy bien, de hecho nacieron sabiendo cómo hacerlas y cómo disfrutarlas también. Son vidas aparentemente fáciles que sin embargo no carecen de complicaciones inesperadas.


Un día, mientras Chiara explora su vecindario en busca de algo para merendar, siente algo que no había sentido nunca antes, unas pequeñas contracciones en la barriga. Sin necesidad de que nadie se lo haya enseñado sabe lo que significan, el primer huevo viene de camino. Se acerca a su nido y allí encuentra a Alex, que se afana como cada tarde en mantenerlo en perfecto estado y borrar los efectos del fuerte viento de esa jornada. Un pequeño empujoncito, y un pequeño huevo de color crema lleno de motitas oscuras es depositado con delicadeza sobre la cálida arena. En pocas horas llegarán otros dos más, siendo el segundo ligeramente mayor, como si la naturaleza, siempre sabia, no quisiera dar ventajas al primogénito, que comerá primero, ni al tercero que quizás concentre los cuidados de los ilusionados padres.



Alex contempla incrédulo una escena que le parece maravillosa, tres pequeñas obras de arte que le hacen sentir feliz e intranquilo a partes iguales. Sabe, sin que nadie se lo haya contado, que el trabajo duro comienza ahora. Por delante vienen días de duro esfuerzo en el que su papel será tan importante como el de la futura madre. A partir de ese momento Chiara no abandonará el nido durante el día casi para nada, apenas para comer un bocado cuando la marea baja. Cuando cae la noche, una gran luna brillante y redonda ilumina la preciosa playa que se extiende a lo largo de kilómetros en ambas direcciones. Es entonces cuando el trabajo de Alex de mantener a los visitantes indeseados lejos de su futura familia acaba y Chiara le cede el turno en el nido. Ella estira las patas y baja a refrescarse un poco después de tanto sol acumulado durante su larga prostración.  El paseo hasta la suave rompiente se hace más largo estos últimos días, puede que esa orgullosa y oronda luna que la observa tenga algo que ver.



De madrugada, algo saca a Alex de su duermevela. Uti-rut”, oye de nuevo procedente de la orilla, el sonido atraviesa a duras penas la acalorada discusión de las olas, pero él no tiene dificultades para percibirlo. Es Chiara, que vuelve precipitadamente de su paseo. La marea ya está subiendo, nada raro considerando que hace ya un buen rato que se alejó. Chiara no utiliza nunca ese familiar grito de alarma sin motivo. Ella no bromea con esas cosas. Alex abandona su caliente cama y se acerca al mirador, un brusco escalón de casi un metro de altura que la última marea alta excavó en la blanda arena de la playa. Desde allí, junto a Chiara, observa la línea de rompiente, ya muy cerca de donde se encuentran. Una ola rompe tan fuerte contra el escalón que les salpica la cara y les obliga a retroceder unos pasos. Se miran con preocupación. Vuelven la vista hacia arriba y se topan con el inalcanzable y enigmático gesto de la reina de la noche. Esta vez les mira diferente, con un cierto pesar dirían ellos.



Se dirigen de vuelta a su nido, dos nuevas líneas de huellas con tres dedos se dibujan en la arena humedecida por la noche. Chiara insiste en volver a ocupar su puesto sobre los huevos, parece preocupada. Alex, de pie junto al nido, observa como una segunda ola hace derrumbarse una larga sección del escalón frente a ellos. Puede oír los débiles gritos de alarma de sus vecinos más próximos, a unos 50 metros de distancia, ahogados por el estruendo del mar embravecido. Sus vecinos del otro lado están algo más lejos, no consigue llegar a oírlos. La siguiente ola choca con el debilitado escalón, ya convertido en una especie de tobogán y consigue sobrepasarlo. Una línea ondulada de espuma blanca brilla a la luz de la luna mientras avanza cabalgando sobre las ondulaciones de la arena. La apacible vida de dos felices chorlitejos comienza a dar un inesperado giro. 



Otro largo trozo del escalón cae abatido por el empuje de las olas. Una segunda ola, con el camino allanado por la anterior, sobrepasa el aplanado tobogán en el que este se ha convertido y avanza amenazador hacia Chiara y Alex. La línea de espuma blanca que separa la alegría de la tristeza viene esta vez decorada con pequeños trozos irregulares de negra madera. Varios metros de arenas secas después la línea desaparece como absorbida por alguna fuerza invisible. Chiara se pone en pie y va a reunirse con Alex, que continúa con gesto nervioso montando guardia a pocos centímetros del nido. Puu-iit" suena temblorosa Chiara cuando una tercera ola salta salvaje y amenazadora y produce una línea blanca que avanza veloz hacia ellos. Se detiene a escasos metros de distancia. 


La cuarta ola. Es la cuarta ola la que, sin cara ni gesto que enfrentar, salta con furia desatada para reclamar el territorio en nombre de su padre. Avanza sin odio pero sin mesura y arrasa todo lo que encuentra a su paso, incluidas las esperanzas y proyectos de nuestros dos protagonistas.



La quinta y la sexta olas ya no importan a Chiara y Alex, que contemplan con pesadumbre la trágica escena desde su atalaya en la primera línea de dunas, pero estas completan la tarea y consiguen conquistar la totalidad de la playa hasta la base de las dunas. "Uit-uit" sentencia Alex, esto no es el final de nada imagino que le dice a Chiara, sino un nuevo principio de todo.



Continuaré atento a los acontecimientos y aquí os los iré contando  puntualmente. Espero poder relataros sólo buenas noticias de aquí en adelante.


Texto: José Antonio Sánchez
Fotos: José Antonio Sánchez y Jero Caro Rodríguez

martes, 23 de marzo de 2021

DOS CHORLITEJOS EN SANTA PURA 1: CHIARA Y ALEX


Pareja de chorlitejo patinegro con el mar de fondo

Estos son Chiara y Alex, una pareja de chorlitejos patinegros. Llegaron a la Playa de Santa Pura en La Antilla (Lepe) hace unos días. Probablemente no se conocieron aquí, sino en las cercanas Marismas de El Catalán, donde pasaron el invierno. 

Macho de chorlitejo patinegro
Este es Alex

Hembra de chorlitejo patinegro
Esta es Chiara

Ya se han declarado su amor con pío-píos y arrumacos y ahora, cuando ya viene entrando la primavera, una fuerza interior que no pueden, ni quieren controlar les ha empujado hasta aquí. Hablo del instinto, un impulso irresistible que en este momento del año los impulsa a iniciar su época de reproducción. Y aquí, en las tranquilas Playas de Santa Pura encuentran el lugar ideal.

Vista de la Playa de Santa Pura

O al menos eso es lo que ellos piensan, porque eso es lo que sus padres, sus abuelos, sus tatarabuelos hicieron, y lo que los chorlitejos patinegros han estado haciendo durante cientos o miles de generaciones pasadas. En realidad, ahora las cosas han cambiado, y mucho. La mayoría de esos lugares donde estas pequeñas aves criaban tradicionalmente han desaparecido. De hecho, ya quedan muy pocas playas tranquilas a lo largo de la costa onubense donde puedan encontrar suficiente espacio libre de perros y toallas, donde traer a sus pollitos al mundo. Y las Playas de Santa Pura es uno de ellos.

Vista de las dunas y la playa de Santa Pura

Pero volvamos a Chiara y Alex, porque están de suerte. Aquí en Lepe todavía encuentran bonitos lugares junto a las dunas donde intentar crear una nueva de generación de chorlitejos patinegros. De hecho, estos últimos días del invierno, de temperaturas suaves, les han venido de perlas para comenzar con su importante tarea. Y ya se han puesto manos a la obra para construir su sencillo pero acogedor nido en la arena.

Nido de chorlitejo patiengro en la arena de la playa

Pero, ya os advierto, que esta historia que acaba de comenzar no tiene un final feliz asegurado. Estos dos pequeñajos emplumados se van a enfrentar durante las próximas semanas y meses a no pocos problemas. El lugar al que han venido a fortalecer sus lazos amorosos, puede que no sea en realidad ese paraíso idílico al que han creído llegar. La paz en este bonito rincón de la Playa de Santa Pura, no lejos de las últimas casas de La Antilla, tan tranquilo todavía, se va a romper pronto. 

Nido de chorlitejo patiengro en la arena de la playa

Dentro de muy poco la playa comenzará a llenarse con los que disfrutamos de la playa durante nuestras vacaciones de Semana Santa y Verano. Algunos de nosotros traeremos a nuestra mascota, para que disfrute del espacio abierto y corran libres por las arenas. Y la mayoría de nosotros, no seremos conscientes de la frágil historia de amor que se desarrolla junto a nuestras toallas, bajo nuestros pies, a ras de suelo.

Nido de chorlitejo patinegro en la arena de la playa


De modo que la manera en la que se vaya a desarrollar esta historia va a depender en gran medida de ti, de todos nosotros. De nosotros va a depender que este cuento tenga ese final feliz que todos queremos. De todos nosotros va a depender que las Playas de Santa Pura sigan guardando entre sus arenas este maravilloso tesoro. Y aquí os voy a ir contando esa historia poco a poco, capítulo a capítulo, esperemos que la pueda ir llenando de muchas más sonrisas que lágrimas. 

NOS VEMOS EN LA PLAYA

Texto: José Antonio Sánchez
Fotos: José Antonio Sánchez y José Carlos Rodríguez

lunes, 15 de marzo de 2021

NIDOS EN LA ARENA

Programa de protección y conservación de las aves costeras nidificantes en la provincia de Huelva


En 1960 años nuestras playas no tenían ningún uso turístico y solo existían unos pocos asentamientos humanos, asociados a la pesca, que se localizaban en la costa.  Prácticamente la totalidad de nuestras playas albergaban una rica comunidad de animales y plantas que vivían en ellas sin apenas molestias. 

Hoy, 60 años más tarde, y debido fundamentalmente al rápido desarrollo urbanístico asociado al turismo de sol y playa, solamente un 25% de los aproximadamente 120 kms de costa onubense conserva un aceptable estado de conservación. Ahí es donde se refugian ahora esos animales y plantas, pero los lugares donde viven continúan disminuyendo rápidamente y algunos de ellos comienzan a tener graves problemas de supervivencia.

Un muy buen ejemplo de esta problemática son dos especies de aves que utilizan nuestros arenales costeros para reproducirse: el chorlitejo patinegro y el charrancito común.


Chorlitejo patinegro
Chorlitejo patinegro

Charrancito común
Charrancito común

La disminución del número de chorlitejos patinegros en nuestro litoral en los últimos 15 años es del 73%, similar a la registrada en otras zonas de la Península Ibérica. Por esta causa se considera al chorlitejo patinegro como "especie vulnerable" en el Libro Rojo de las Aves de España. La tendencia descendente del charrancito también es preocupante.


Gráfica con la evolución de las poblaciones de chorlitejo y charrancito en las costas de Huelva
Evolución de las poblaciones de chorlitejo y charrancito en las costas de Huelva

Estas pequeñas aves anidan principalmente entre Abril y Julio. Construyen sus nidos directamente sobre la arena, en la zona que no alcanza la marea, a ras de suelo, entre la vegetación de pequeño porte que coloniza las playas y entre las conchas y otros restos que arrastra el mar. Sus nidos consisten simplemente en una pequeña hondonada en la arena, y sus huevos, como estrategia de defensa contra los predadores, están muy camuflados en ella y son bastante difíciles de ver. 

Los PRINCIPALES PROBLEMAS a los que se enfrentan son:

  • La pérdida de sus zonas de alimentación y cría por la construcción sobre playas y dunas.
  • La limpieza mecánica de las playas que directamente destruye sus nidos o los elementos en los que estos se apoyan.
  • El desconocimiento de problema por parte de lo@s usuari@s de las playas.
  • La presencia de animales domésticos sin control en las playas. 

Empieza a ser urgente actuar, antes que sea tarde, para proteger y conservar a estos pequeños habitantes de nuestras playas, antes de que empecemos a echarlos de menos, y para poder transmitirlos a generaciones futuras y que nuestros hijos puedan seguir disfrutando de ellos.

Es una tarea de todos, y cada uno de nosotros puede poner su granito de arena para conseguirlo. Varios colectivos onubenses preocupados por el medio ambiente, entre los que se encuentran la Asociación Huelva Naturaleza y Aves y Ecologistas en Acción, con el apoyo de SEO Birdlife, hemos puesto en marcha el programa “NIDOS EN LA ARENA” para proteger nuestras costas y a sus aves. En él también colaboran algunos ayuntamientos como el de Punta Umbría y Lepe. Estamos seguros que otros colectivos e instituciones locales y provinciales se sumarán pronto al proyecto.


Nido de charrancito común
Nido de charrancito
                                         

Por ello, si en algún lugar ves carteles indicativos de la presencia de estas aves, TE PEDIMOS:

  • Infórmate para conocer cuál es el problema y cómo puedes ayudar, y cuéntaselo a tus amig@s y conocid@s.
  • Respeta las señalen que alertan de la presencia de estas aves en la playa y no entres en las zonas acordonadas que puedas encontrar.
  • Evita utilizar las zonas de playa más cercanas a las dunas, que es donde con preferencia se refugian estas aves.
  • Si te tropiezas con algún nido, no te acerques demasiado. Si lo haces los padres se alejarán de los huevos o pollos, los dejarán indefenso y no podrán protegerlos del sol y de los predadores.
  • Mantén a tu mascota siempre bajo control y evita que se acerque a los nidos.
  • Si te animas a colaborar, contacta con nosotr@s y podrás ayudarnos a proteger las zonas de cría e informar a otr@s.


Pollo de charrancito en las manos de un anillador
Pollo de charrancito en las manos de un anillador


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Texto: José Antonio Sánchez
Fotos: José Antonio Sánchez y Rafael Rodríguez

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